Cuando un hombre ha devorado su vida cerca al mar, la línea divisoria entre el agua y la arena queda grabada por siempre en la memoria.
Paisajes, atmosferas, círculos y hallazgo; rumor azul del hogar, andrajoso sol de invierno danzando sobre las geometrías del mar.
Saltos, desvíos y desvaríos, espiral inquieto de un lugar que ya no está.
Estación azul.
Ruido permanente de antiguas preguntas, el mar siempre el mar dibujándose en los manteles sucios de esta tarde… son tantos inviernos compartiendo junto a ti el vaso sucio de nuestra intima pobreza.
Barro de azul orfandad.
Pero tú estabas triste, espiral inquieto retorciéndose, abrazando y devorando mis orillas taciturnas.
Mi vida está aquí en constante repetición, sin música, sin perfil en tu aliento incierto de mis sueños siempre circulares
Anciana madre ultramar……………. este es el regreso
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